Está lloviendo. Implacablemente. En este barrio periférico en medio del mar. En este barrio del mismo color de las sombrías nubes que descargan su húmeda pena sobre los edificios desangelados y feos. Una lluvia que moja mi primoroso vestido de satén blanco y humedece el ramo de lirios, también blanco, que llevo en la mano. […]