Cuando te lleves las manos a los bolsillos
las sacarás llenas de sangre.
No te asustes.
Mi corazón habita en ellos.
El corazón que me robaste.
Ese corazón
que solo para doler
me pertenece.
¿Qué harás al sentir la miel roja
que salpica la calle de amapolas?
Como el ladrón que eres
¿las ocultarás furtivas entre los pliegues del sentimiento?
¿O abrazarás otros cuerpos
para evitar los bolsillos y eludir al sapo
que palpitante salta en ellos?
No te asustes.
Es un corazón cobarde
que se esconde en bolsillos ajenos
temeroso de su propio latido.